2-09-2009
Rebelde con causa.
Fanatismo e intolerancia.
William Muskus R.(6)
Desde los anales de la historia siempre los seres humanos han provocado grandes crisis producto del fanatismo y la intolerancia.
Uno de los fanatismos mas peligrosos es el religioso y la muestra mas clara la tenemos dentro del islamismo, quienes luego de la muerte de Mahoma, entre sus sucesores se enfrascaron en guerras y discordias que duran hasta el día de hoy, tal como lo podemos ver en Irak, donde sunitas y shiies se pelean y se odian a muerte, a pesar de que el Coran habla de amor.
También tenemos el caso de la secta Templo del Pueblo dirigida por Jim Jones, quien en el año 1978 en Guyana, llevo al suicidio colectivo a 900 personas.
El otro fanatismo es el político y el caso mas claro es el de un demente como Hitler quien con un verbo encendido marea a todo un país y provoca la segunda guerra mundial.
Sujetos como Mussolini, quien creo las bandas de los camisas negras llamados fascios, de ahí el nombre de fascismo y quienes agredían brutalmente a sus opositores. Cualquier parecido con los círculos del régimen es pura coincidencia, por eso a ellos les encanta el calificativo de fascistas.
Es sorprendente ver como los seres humanos a pesar de ser seres racionales, no escarmientan con las experiencias del pasado y se siguen embaucando en aventuras desastrosas como las ya mencionadas.
A finales del año 1994 un amigo me pidió el favor que le prestara mi peñero para sacar a pasear por el parque Morrocoy a una persona y su familia, dicho personaje resulto ser el hoy presidente de la republica. Ese día a los pocos minutos de haberlo conocido me di cuenta de quien era el personaje.
El comandante tenia tres semanas de su primera visita a Cuba, por eso la primera pregunta que le hice, fue ¿comandante que opinión le mereció Fidel Castro? sus palabras textuales fueron: “mira William mi mayor mortificación era si yo me moría, o se moría Fidel antes de salir de la cárcel, para haber conocido a ese gran hombre”. Y luego me contó todos los pormenores de dicha visita.
Sinceramente esa respuesta me impresiono mucho, calle, la piel se me puso de gallina y me dije, escucha y nada más, ya que es un invitado de tu amigo.
Luego estando en el bajo de los juanes, le dije: “comandante si algún día llega a presidente, trabaje por Venezuela, haga a Venezuela grande adentro y luego salga a tirarsela de líder del tercer mundo, porque lo que queremos los venezolanos es un presidente para Venezuela y no un líder del tercer mundo” tenia yo en mi mente al fatídico C.A.P.
Ya habíamos entrado en confianza, entonces le dije “comandante, otra cosa que tiene que hacer es, estando en palacio, escápesele cada seis meses a la casa militar y a los adulantes que lo van a estar rodeando y vaya a visitar a sus amigos de su época de infortunio, para que ellos le digan cual es la Venezuela que ellos viven y no la que ud, va a estar viviendo en palacio aislado de la realidad del país”. Lamentablemente la brisa del mar impidió que el escuchara los consejos que le daba.
En la tarde lo dejamos en Tucacas, luego de despedirnos le dije yo a mi amigo: compadre hasta aquí llegue yo con Chávez. Sinceramente, al igual que muchos venezolanos luego de aquel “por ahora” yo veía en el a un militar, que venia a poner orden, respeto y prosperidad. Mi gran desilusión fue saber que era un fanático comunista admirador de Fidel Castro. Que desilusión.
Por eso a todos mis amigos les contaba esta experiencia y les decía, el hombre es comunista, eso no le conviene a nuestra patria; mas de uno me dijo, no vale el comunismo se acabo con la caída del muro de Berlín.
Han pasado 10 largos años y vemos como una sospecha se ha hecho realidad y lo grave es que se nos pretende llevar a juro por los caminos del mar de la felicidad. Por eso tenemos que tomar conciencia y no permitir que un solo hombre, por un capricho personal siga destruyendo nuestro país producto de su fanatismo e intolerancia comunistoide.
El fanatismo es como una adicción, así hay personas adictas al licor, las drogas y a pesar de saber que le hacen daño, continúan con su adicción sin importarles las consecuencias.
Aquellos venezolanos que continúan embelezados con este encantador de serpientes, tienen que despertar y darse cuenta que el país se pierde en la inmoralidad, la anarquía, la corrupción, la perdida de valores, producto del fanatismo y la intolerancia.
Por eso, todos tenemos que exigirle, a quien mal gobierna a este país, que rectifique, que los venezolanos queremos seguir viviendo en libertad y en democracia, que el mejor sistema de gobierno, no es de izquierda ni de derecha, sino aquel que produzca la mayor suma de felicidad posible, basado en la justicia social, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político.
Email:willimusk@gmail.com
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