Publicado en diario La costa de Pto. Cabello 2-05-2012
En días pasados me decía un amigo, que no criticara tanto las cosas de Venezuela, y la pregunta que yo me hago: ¿Es que acaso hay muchas cosas buenas para resaltar? Sería verdaderamente agradable hablar de cosas buenas que ocurran en nuestro país, pero lamentablemente no son muchas. Bueno, al menos el viernes pasado se juramentaron los comandos Venezuela en Tucacas y Chichiriviche. Le deseamos el mejor de los éxitos.
También sabemos, se reactivó la “Misión: Vamos a…” es decir vamos a construir 60 casas en Felipito, vamos a regalar 60 mil bloques en las Lapas, vamos a resolver el problema carcelario, etc., etc. Lo triste es ver la cantidad de gente que, luego de 13 años de promesas y embustes se las siguen comiendo.
La semana pasada, pudimos ver el bochornoso espectáculo de los diputados dentro de la Asamblea Nacional, donde los diputados del régimen, lejos de proponer ellos mismos, abrir una investigación sobre las denuncias del exmagistrado Aponte Aponte (A.A.), entonces deciden hacer un desagravio a las personas mencionadas, y contestar a las acusaciones de la oposición con ofensas y contra acusaciones para tratar de desviar el verdadero fondo del asunto: La corrupción y pudrición dentro del poder judicial venezolano.
También vimos con indignación, como quien se cree amo y señor de la patria, se sacude el bulto, restándole importancia a este problema, cuando fue él quien lo designó como Fiscal General Militar y luego como magistrado del TSJ. El caradurismo, la hipocresía, y el encubrimiento de una serie de delitos graves, nos ponen sin lugar a dudas en manos de un régimen delincuencial, que ya perdió toda su legitimidad.
Cuando vemos las declaraciones de la Fiscal General de la República, quien dijo que no habían suficientes pruebas para investigar el caso AA. ¡Que vergüenza! Señora renuncie, ese cargo le queda muy grande.
Esto pica y se extiende, aunado al grave estado de salud de quien es el principal responsable de este desastre, y quien, al parecer se quiere ir dejando a Venezuela sumergida en la anarquía y el caos. Es lamentable que un ser que nos ha hecho tanto daño, no sea capaz de rectificar, ni siquiera en el ocaso de su vida. Estos sujetos, prefieren destruir su país, antes de rectificar. Tenemos el patético caso de Siria, donde un cruel dictador mata a su gente, con tal de permanecer en el poder, ni hablar de Hussein, Kadafi, todos caimanes del mismo pozo.
Ante todo esto, quiero proponer a las facultades de derecho del país, que desde ya, deben comenzar a dictar cursos de preparación de jueces, con la idea de que el nuevo gobierno pueda iniciar una campaña de incorporación de abogados nuevos que no estén corrompidos y puedan comenzar a aspirar a través de concursos, a los cargos de jueces y así poder reemplazar a todos aquellos que están cuestionados.
Pero no todo es malo en mi bello país. El sábado Salí de Caracas hacia Tucacas, y lo primero fue que no pude poner gasolina, ya que las dos bombas que visite no tenían el barato e imprescindible liquido para viajar. Luego de pasar por el horrible y cochino antiguo peaje de Hoyo de la Puerta, hoy lleno de ilegales comercios que comienzan a proliferar a orillas de la principal autopista del país, sin que nadie diga, ni haga nada, los cuales causan un gran congestionamiento vehicular, entonces comencé mi vía crusis.
Si, comenzó el vía crusis, debido a la gran cantidad de vehículos, que salían de la capital de la república. Impresionante la cantidad de vehículos pesados, circulando un día sábado, aparte de eso, los trabajos por derrumbes en la vía, los abusadores que usan el hombrillo para circular y finalmente los egoístas que usan la vía rápida y van a 60 Kmh, sin ceder el paso. Todo esto crea un cóctel de conductores neuróticos, frenazos y en muchos casos los ya tradicionales choques o volcamientos. Toda una aventura no apta para cardiópatas.
Pero finalmente llegue a Tucacas, otrora pueblo pacifico, donde hoy matan casi a diario a una persona, bien sea para atracarlo o por ajuste de cuentas entre bandas de jóvenes dedicados al trafico de drogas o al robo de motos. Por eso en la última reunión del CLPP, los mismos afectos al régimen estaban indignados con el problema de la delincuencia. Pero al ver el caso A.A., la gran pregunta es: ¿Quién le pone el cascabel al gato?
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