Estamos en navidad; que significa natividad y no es más que la celebración del nacimiento del niño Jesús, cuyo nacimiento se celebra desde el siglo IV el día 25 de diciembre de acuerdo a la tradición católica.
Por eso el mes de diciembre es un mes de alegría en donde los niños tienen un papel protagónico. Pero hay un niño que no es tan bienvenido, y es el fenómeno del niño cuyo nombre se lo dieron los pescadores peruanos por haber sido detectado por primera vez precisamente durante el mes de diciembre.
Este fenómeno ocurre cada cierto tiempo debido cambios de temperaturas que se producen en el océano pacifico cerca de Australia. Dichos cambios consisten en alteraciones de la temperatura de las corrientes marinas, provocando una serie de cambios complejos tanto en el océano como en los continentes.
En el caso de América del Sur se producen fuertes sequías en la zona norte (Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú) mientras que en otros países como Chile y Argentina produce fuertes precipitaciones, igualmente en los océanos provoca grandes alteraciones en el ecosistema marino influyendo inclusive en la vida reproductiva de los peces.
Aquí en la costa oriental de Falcón cuya época de lluvias es precisamente de octubre a enero primordialmente, no hemos contado con las usuales y recias precipitaciones, lo cual puede traer importantes perdidas a los productores agropecuarios, quienes tienen que tomar previsiones en las reservas de agua, así como en disminuir la carga por hectárea por animal a fin de no agotar las reservas de pastos.
Pero el otro niño, ese que viene el 25 es en el que debemos centrar la atención. Siento pena por los ateos, que no creen en estas cosas porque no saben lo que se pierden. Navidad es tiempo de amor y paz, tiempo para compartir tiempo para pensar en cosas buenas y dar una mano amiga, un obsequio al necesitado. Creo que dentro de cada ser humano por más malo que sea tiene que existir algo de ese espíritu de navidad, de hecho los amigos de lo ajeno no laboran en este día.(digo yo)
La tradición del niño Jesús, al igual que la de San Nicolás es una tradición que todos debemos guardar, en especial porque hace felices a los niños y siembra en el ser humano una esperanza por un mundo mejor, sin odios, lleno de ilusiones que poco a poco se hacen realidad. Jamás se imaginó mi abuela que existiría un tostiarepas, ni imaginar esa cosa llamada celular, por eso los sueños siempre pueden ser realidad.
Mañana en la noche todos celebramos la cena de navidad, con nuestras tradicionales hallacas, panes de jamón, turrones y nuestro dulce de lechosa (low Fat) sin azúcar, pero eso es lo de menos, mientras tengamos a los escoceses que nos vienen a visitar y al que vino y no se quiere ir, todo estará “pepiao”, mosca con los saltapericos, una vez encendí uno y se me quedó pegado del dedo, lo cual me aguó una navidad.
Pero aquí entre nosotros (calladitos). Navidad sin fuegos artificiales no son navidades, el todo es tener precaución al usarlos. Yo inclusive llegue a usar los cañones de carburo, colocábamos en un trozo de bambú agua y carburo lo dejábamos hacer reacción y luego con una mecha lo hacíamos sonar, cosas de muchachos. ¡Adiós juventud que te vas y no vuelves!
Las gaitas y los aguinaldos otra gran tradición que a través de las parrandas y misas de gallo, permite a grandes y chicos compartir momentos de alegría y quien puede olvidarse de aquellas patinatas con los famosos patines Winchester y su llave de mariposa para ajustarlos al zapato. No menos agradable el chillar de aquellas ruedas de hierro que tantas caídas con rodillas y codos raspados, pero con la alegría de haber compartido en navidad.
Eso es lo bonito de la navidad, que permite a grandes y chicos encontrarse, porque nadie me va a negar que cuando compra un juguete para su hijo u otro familiar no le vienen los recuerdos de los gratos momentos de su juventud. Todos llevamos un niño por dentro, que quizás se ha hecho rudo a través de los años pero siempre esta ahí latente para esperar que venga una nueva navidad. Feliz Navidad para todos y recuerda !haz feliz a un niño!
E-mail: willimusk@gmail.com
Por eso el mes de diciembre es un mes de alegría en donde los niños tienen un papel protagónico. Pero hay un niño que no es tan bienvenido, y es el fenómeno del niño cuyo nombre se lo dieron los pescadores peruanos por haber sido detectado por primera vez precisamente durante el mes de diciembre.
Este fenómeno ocurre cada cierto tiempo debido cambios de temperaturas que se producen en el océano pacifico cerca de Australia. Dichos cambios consisten en alteraciones de la temperatura de las corrientes marinas, provocando una serie de cambios complejos tanto en el océano como en los continentes.
En el caso de América del Sur se producen fuertes sequías en la zona norte (Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Perú) mientras que en otros países como Chile y Argentina produce fuertes precipitaciones, igualmente en los océanos provoca grandes alteraciones en el ecosistema marino influyendo inclusive en la vida reproductiva de los peces.
Aquí en la costa oriental de Falcón cuya época de lluvias es precisamente de octubre a enero primordialmente, no hemos contado con las usuales y recias precipitaciones, lo cual puede traer importantes perdidas a los productores agropecuarios, quienes tienen que tomar previsiones en las reservas de agua, así como en disminuir la carga por hectárea por animal a fin de no agotar las reservas de pastos.
Pero el otro niño, ese que viene el 25 es en el que debemos centrar la atención. Siento pena por los ateos, que no creen en estas cosas porque no saben lo que se pierden. Navidad es tiempo de amor y paz, tiempo para compartir tiempo para pensar en cosas buenas y dar una mano amiga, un obsequio al necesitado. Creo que dentro de cada ser humano por más malo que sea tiene que existir algo de ese espíritu de navidad, de hecho los amigos de lo ajeno no laboran en este día.(digo yo)
La tradición del niño Jesús, al igual que la de San Nicolás es una tradición que todos debemos guardar, en especial porque hace felices a los niños y siembra en el ser humano una esperanza por un mundo mejor, sin odios, lleno de ilusiones que poco a poco se hacen realidad. Jamás se imaginó mi abuela que existiría un tostiarepas, ni imaginar esa cosa llamada celular, por eso los sueños siempre pueden ser realidad.
Mañana en la noche todos celebramos la cena de navidad, con nuestras tradicionales hallacas, panes de jamón, turrones y nuestro dulce de lechosa (low Fat) sin azúcar, pero eso es lo de menos, mientras tengamos a los escoceses que nos vienen a visitar y al que vino y no se quiere ir, todo estará “pepiao”, mosca con los saltapericos, una vez encendí uno y se me quedó pegado del dedo, lo cual me aguó una navidad.
Pero aquí entre nosotros (calladitos). Navidad sin fuegos artificiales no son navidades, el todo es tener precaución al usarlos. Yo inclusive llegue a usar los cañones de carburo, colocábamos en un trozo de bambú agua y carburo lo dejábamos hacer reacción y luego con una mecha lo hacíamos sonar, cosas de muchachos. ¡Adiós juventud que te vas y no vuelves!
Las gaitas y los aguinaldos otra gran tradición que a través de las parrandas y misas de gallo, permite a grandes y chicos compartir momentos de alegría y quien puede olvidarse de aquellas patinatas con los famosos patines Winchester y su llave de mariposa para ajustarlos al zapato. No menos agradable el chillar de aquellas ruedas de hierro que tantas caídas con rodillas y codos raspados, pero con la alegría de haber compartido en navidad.
Eso es lo bonito de la navidad, que permite a grandes y chicos encontrarse, porque nadie me va a negar que cuando compra un juguete para su hijo u otro familiar no le vienen los recuerdos de los gratos momentos de su juventud. Todos llevamos un niño por dentro, que quizás se ha hecho rudo a través de los años pero siempre esta ahí latente para esperar que venga una nueva navidad. Feliz Navidad para todos y recuerda !haz feliz a un niño!
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