Publicado diario La Costa de Pto. Cabello 6-10-2010
En un país donde muy pocas cosas funcionan bien, sería una utopía pretender que el sistema carcelario funcione y funcione bien, han pasado 11 largos años desde que este régimen prometió cambiar a este país, y en realidad lo ha cambiado, lo ha convertido en un país en destrucción, con altos índices de inseguridad, delincuencia y la mas descarada corrupción e ineptitud, jamás vistas por los venezolanos.
El 28 de junio de 1999, un conocido diario de la zona, me publicó un articulo dirigido a Hugo Chávez donde le planteaba la problemática carcelaria; la comparaba con la forma en que funcionan otras prisiones en diferentes países y le hacía ciertas sugerencias para solventar este problema, tristemente todo sigue igual, o peor.
Cada vez que se toca este tema, sale a relucir el tema de los derechos humanos, no para defender la integridad física de estos desadaptados, sino para que, so excusa de dichos derechos, no poner orden y seriedad en el mal manejo de estos centros, sino continuar con la corrupción, y la anarquía dentro de los mismos.
En primer lugar, los presos son personas de comportamiento anormal, los cuales, muchos no respetan los derechos, ni la vida de sus semejantes, por eso no se les puede dar un trato normal, sino que tienen que ser manejados bajo condiciones especiales, ya que están castigados por la sociedad y tienen restringidos sus derechos ciudadanos, mas no sus derechos humanos.
Por eso creo que las cárceles deben ser manejadas bajo normas estrictas, que hagan que estos desadaptados se comporten adecuadamente. Así́ vemos como en muchas partes se les impide el contacto directo con sus familiares, solo a través de rejas o vidrios. Esto no se hace en Venezuela, lo cual ocasiona los secuestros de sus propios familiares, la introducción de sustancias prohibidas y la excusa para culparlos de la introducción de armas y drogas a dichos penales.
Es vergonzoso como las cárceles nuestras son depósitos de seres humanos, donde todo tiene un precio y en donde los presos toman el dominio del interior del penal, convirtiendo lo que debería ser un centro de readaptación, en verdaderas escuelas para aprender a delinquir, para la degradación de estos seres, quienes terminan viviendo en verdaderos infiernos.
La única forma de poner control en las cárceles, es poniendo normas estrictas, suspendiendo el contacto directo y las visitas conyugales, estas personas están castigadas por la sociedad y tienen que tener algún tipo de restricciones que hagan que recapaciten.
Clasificar a los presos de acuerdo al tipo de delito cometido y su peligrosidad, buscar la forma de reemplazar el castigo carcelario en aquellas personas que hayan cometido homicidios culposos por accidentes de transito u otras causales menores.
Mejorar y construir nuevos centros penitenciarios, en donde puedan vivir en condiciones dignas, en donde el estado les supla comida y ropa de forma adecuada y permanente.
Promover la construcción de centros penitenciarios en zonas rurales, que le permita a los reclusos de baja peligrosidad, realizar labores de campo, que los ayuden en la rehabilitación de estos seres humanos.
Tristemente mientras tengamos el poder judicial que tenemos, en donde los jueces no tienen autonomía para sentenciar con independencia, (caso Afiuni), donde se detengan personas inocentes por retaliaciones políticas, (caso comisarios, Peña Esclusa), en donde se administre justicia en base a juicios justos, veo muy difícil que exista verdadera voluntad, para solucionar el grave problema carcelario en nuestro país.
La gran mayoría de los presos no tienen sentencia firme, lo que hace que tengan que estar siendo trasladados (cuando les da la gana a sus custodios) a los tribunales y que dichos presos no puedan ser reubicados de acuerdo a su peligrosidad o el delito cometido.
El problema es tan grave que nadie asume responsabilidad, por lo que ocurre en los penales, ni siquiera en los penales militares, o es que acaso ya se nos olvido el caso del distinguido Pedreañes. ¡Que vergüenza!
Por otro lado el pretender mantener el centralismo burocrático de estos centros, dirigidos por el Ministerio de interior y Justicia, hace que no se puedan resolver con eficiencia los problemas que presentan estas cárceles, inclusive el de poder contar con presupuestos adecuados para los servicios básicos, por eso los penales deben ser descentralizados y puestos bajo la administración de las gobernaciones respectivas. ¡Querer es poder!
http://regionorientaldefalcon.blogspot.com/
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