
Definitivamente y a pesar de la crisis económica, Tucacas capital del municipio José Laurencio Silva, no para de crecer. Al igual que muchas otras ciudades de nuestro país, el desarrollo habitacional va por delante de los servicios públicos, por eso vemos como muchos de ellos colapsan, en especial durante temporada alta cuando miles de turistas vienen a disfrutar de sus hermosas playas.
Hoy vemos como el servicio de agua está a punto de colapsar, ya que en el pasado se construyeron seis pozos para suplementar el agua aportada por los nacientes de Palmiche y Mostrenco, los cuales ya no se dan abasto para surtir a esta ciudad indómita. A pesar de haberse construido una planta de tratamiento a orillas del río Aroa, para suplir las necesidades de Boca de Aroa, dicha planta no fue construida correctamente y no puede ser utilizada cuando el río crece y enturbia sus aguas.
El servicio de electricidad, a pesar de haber sido ampliada la subestación y mejorado el sistema de líneas y conductores, ahora se ve interrumpido ante el colapso de Planta Centro y las fallas a nivel nacional sufridas por todos.
El cementerio municipal ya colapsó y se trabaja para inaugurar un nuevo cementerio en los alrededores de lo que una vez fue el aeropuerto de Tucacas. Esperemos que el nuevo cementerio sea regulado y no se permitan los horrendos mausoleos, ya obsoletos y prohibidos en todos los cementerios modernos. De todas formas el actual y colapsado cementerio debe ser remodelado, ya que da pena ir y ver la gran cantidad de tumbas rotas y profanadas.
En cuanto al aeropuerto es lamentable el estado de abandono y el robo que hacen sus vecinos cada vez que se reconstruye su cerca perimetral. Muchas personas no entienden de la importancia de tener un aeródromo e una zona turística, además de ser una necesidad estratégica.
El mercadito de los martes constituye ya una tradición en este lugar, pero al mismo tiempo constituye un abuso para quienes viven en las calles donde lo colocan desde las tres de la madrugada, colapsando todo el transito e impidiendo a muchas personas laborar, reconocemos los esfuerzos hechos por la alcaldía para reubicarlo en el “elefante blanco” llamado terminal, pero lamentablemente dicho esfuerzo no ha sido posible.
Hoy vemos el colapso vial en la carretera nacional Morón – Coro, donde es necesario reubicar las paradas de las busetas y construir unos andenes para resguardo de los pasajeros, igualmente reubicar a las líneas de taxistas que colapsan la entrada y han invadido las áreas ornamentales de esta población, así mismo eliminar los tarantines, que están ranchificado la cara de una población turística que no se merece tan deprimente espectáculo.
Bastante se le ha sugerido a las autoridades diseñar un flechado para esta población, pero parece que dentro de la mente de las autoridades municipales, Tucacas todavía es un pequeño pueblo, en donde la anarquía permite que ud, pueda circular por donde le venga en gana y parar su carro inclusive, sobre la plaza Bolívar.
La basura continúa siendo un grave problema, a pesar de los esfuerzos realizados, nos encontramos con un municipio sucio con basura por todos lados y unos habitantes que lanzan basura desde los carros sin importar para nada el grave problema ambiental que están creando. Para esto necesitamos una campaña educativa, para que la población aprenda a no ensuciar y una campaña represiva para que sepan respetar.
A pesar de la recesión económica se observa todavía la construcción de nuevos edificios, en especial en el eje Tucacas – Boca de Aroa, aunque dentro del gremio de los constructores, se comenta que los nuevos proyectos están paralizados debido a los numerosos tramites y peajes impuestos, algunos hablan de uno que llaman “doscientos palos” ¡vaya ud, a saber!
Vale la pena reconocer las lentas pero necesarias obras de arte que están realizando al par vial, las cuales van a colaborar en el buen drenaje de las aguas de lluvia, pero además necesitamos se mejore la señalización y eliminar algunos cruces peligrosos que ya han cobrado varias vidas, como el que está frente al stadium de Boca de Aroa.
De todas, todas Tucacas sigue siendo un lugar agradable para vivir y quienes no nacimos en él, pero nos quedamos, no nos queda mas nada que decir: “A mi también me comió el salitre”.
Regionorientaldefalcon.blogspot.com
Hoy vemos como el servicio de agua está a punto de colapsar, ya que en el pasado se construyeron seis pozos para suplementar el agua aportada por los nacientes de Palmiche y Mostrenco, los cuales ya no se dan abasto para surtir a esta ciudad indómita. A pesar de haberse construido una planta de tratamiento a orillas del río Aroa, para suplir las necesidades de Boca de Aroa, dicha planta no fue construida correctamente y no puede ser utilizada cuando el río crece y enturbia sus aguas.
El servicio de electricidad, a pesar de haber sido ampliada la subestación y mejorado el sistema de líneas y conductores, ahora se ve interrumpido ante el colapso de Planta Centro y las fallas a nivel nacional sufridas por todos.
El cementerio municipal ya colapsó y se trabaja para inaugurar un nuevo cementerio en los alrededores de lo que una vez fue el aeropuerto de Tucacas. Esperemos que el nuevo cementerio sea regulado y no se permitan los horrendos mausoleos, ya obsoletos y prohibidos en todos los cementerios modernos. De todas formas el actual y colapsado cementerio debe ser remodelado, ya que da pena ir y ver la gran cantidad de tumbas rotas y profanadas.
En cuanto al aeropuerto es lamentable el estado de abandono y el robo que hacen sus vecinos cada vez que se reconstruye su cerca perimetral. Muchas personas no entienden de la importancia de tener un aeródromo e una zona turística, además de ser una necesidad estratégica.
El mercadito de los martes constituye ya una tradición en este lugar, pero al mismo tiempo constituye un abuso para quienes viven en las calles donde lo colocan desde las tres de la madrugada, colapsando todo el transito e impidiendo a muchas personas laborar, reconocemos los esfuerzos hechos por la alcaldía para reubicarlo en el “elefante blanco” llamado terminal, pero lamentablemente dicho esfuerzo no ha sido posible.
Hoy vemos el colapso vial en la carretera nacional Morón – Coro, donde es necesario reubicar las paradas de las busetas y construir unos andenes para resguardo de los pasajeros, igualmente reubicar a las líneas de taxistas que colapsan la entrada y han invadido las áreas ornamentales de esta población, así mismo eliminar los tarantines, que están ranchificado la cara de una población turística que no se merece tan deprimente espectáculo.
Bastante se le ha sugerido a las autoridades diseñar un flechado para esta población, pero parece que dentro de la mente de las autoridades municipales, Tucacas todavía es un pequeño pueblo, en donde la anarquía permite que ud, pueda circular por donde le venga en gana y parar su carro inclusive, sobre la plaza Bolívar.
La basura continúa siendo un grave problema, a pesar de los esfuerzos realizados, nos encontramos con un municipio sucio con basura por todos lados y unos habitantes que lanzan basura desde los carros sin importar para nada el grave problema ambiental que están creando. Para esto necesitamos una campaña educativa, para que la población aprenda a no ensuciar y una campaña represiva para que sepan respetar.
A pesar de la recesión económica se observa todavía la construcción de nuevos edificios, en especial en el eje Tucacas – Boca de Aroa, aunque dentro del gremio de los constructores, se comenta que los nuevos proyectos están paralizados debido a los numerosos tramites y peajes impuestos, algunos hablan de uno que llaman “doscientos palos” ¡vaya ud, a saber!
Vale la pena reconocer las lentas pero necesarias obras de arte que están realizando al par vial, las cuales van a colaborar en el buen drenaje de las aguas de lluvia, pero además necesitamos se mejore la señalización y eliminar algunos cruces peligrosos que ya han cobrado varias vidas, como el que está frente al stadium de Boca de Aroa.
De todas, todas Tucacas sigue siendo un lugar agradable para vivir y quienes no nacimos en él, pero nos quedamos, no nos queda mas nada que decir: “A mi también me comió el salitre”.
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